“¿La mafia se va de Durango?”… pero los millones de Enríquez se quedan en Boston
5/10/20252 min read


Durango, Dgo.—
Durante el más reciente debate rumbo a la presidencia municipal, José Ramón Enríquez Herrera, candidato de Morena, lanzó una frase que no pasó desapercibida: “la mafia y los rateros ya se van de Durango”. Sin embargo, mientras la acusación buscaba proyectar una imagen de “limpieza”, nuevos documentos y registros familiares muestran una red de lujos y propiedades que no cuadran con los ingresos que ha reportado públicamente.
Una investigación ciudadana en redes reveló que la hija del doctor Enríquez reside en Wakefield, Boston, una zona de clase alta en Massachusetts. La propiedad en la que vive está valuada en más de 14 millones de pesos mexicanos, según estimaciones inmobiliarias de la zona. Fotografías compartidas por la suegra y el cuñado de la joven muestran con claridad no solo la dirección, sino también interiores de la casa que exhiben retratos familiares del propio Enríquez.
La historia no termina ahí: también se han difundido imágenes de la lujosa boda de su hija, realizada en Estados Unidos, con un costo estimado de más de 4 millones de pesos. A esto se suma el constante registro de viajes internacionales, regalos de lujo y un estilo de vida que dista mucho de lo que la familia del yerno —de clase media— podría sostener.
Lo más preocupante es que, en su declaración patrimonial 2024, Enríquez afirmó haber recibido solo 3.3 millones de pesos en todo el año y reporta como único vehículo un automóvil modelo 2016. Ninguna propiedad en el extranjero, ninguna cuenta millonaria, y absolutamente ningún rastro de esos millones que su círculo cercano disfruta.
La gran pregunta es: ¿Cómo se paga una vida de millones con ingresos limitados?
Si la familia política del yerno no cuenta con recursos, y la hija tampoco tiene un empleo público conocido, ¿Quién sostiene ese nivel de vida?
Todo apunta a una sola respuesta: papá Enríquez.
Así, mientras en el debate se hablaba de combatir la corrupción, en redes circulaban fotos de paredes decoradas con el rostro del doctor, en una casa estadounidense, rodeado de lujos que nadie ha podido explicar.