Indígenas duranguenses se purifican para producir mezcal; incluye el celibato

En algunas comunidades esta tradición sigue vigente como parte del respeto a los usos y costumbres.

6/21/20252 min read

Los maestros mezcaleros de la zona indígena del Mezquital se toman su labor con gran seriedad, al punto de conservar intactos los rituales ancestrales antes de iniciar la producción del mezcal. Uno de los más importantes es la purificación, un proceso que implica abstenerse de ciertos alimentos, eliminar el consumo de sal y mantener la castidad por un periodo determinado.

Eulalio Muñiz Gutiérrez, presidente de los y las maestras mezcaleras de la región indígena, explicó que en algunas comunidades esta tradición sigue vigente como parte del respeto a los usos y costumbres. “Existen regiones donde ya se ha perdido la purificación del maestro mezcalero, pero en otras sigue firme. Toda la familia se involucra y colabora para que se lleve a cabo correctamente”, comentó.

¿En qué consiste esta purificación?

Según Muñiz Gutiérrez, los maestros se retiran a una cabaña durante varios meses. Ahí se alimentan solo una vez al día, sin sal. Algunos evitan ciertos productos según la región, pero en todos los casos la dieta es austera. Además, durante ese periodo y durante todo el proceso de elaboración del mezcal, deben mantenerse castos.

Una vez concluido el tiempo de purificación, el maestro se traslada a la vinata, donde su familia ya ha recolectado las piñas de agave. Entonces comienza el proceso: se lima la piña, se enciende el horno y se machetea el agave para colocarlo en el molino.

El líder mezcalero destacó que este ritual no solo honra a los ancestros, sino que influye directamente en la calidad del producto. “La purificación permite obtener un mezcal más puro y limpio, eleva la producción y evita problemas que pueden surgir si se rompe el proceso, como un mal sabor o un bajo rendimiento”, aseguró.

Durante toda la elaboración, el maestro debe portar sus ropas tradicionales, como símbolo de respeto a su herencia cultural.

Aunque no todas las comunidades mantienen esta práctica, aún persiste en varias regiones de Santa María de Ocotán y del sur del Mezquital. Actualmente, se cuenta con seis vinatas activas en la zona indígena, sin una temporada fija para producir: se trabaja cuando hay suficiente piña.

En la región se utilizan agaves considerados exóticos, como el Castilla y especialmente el Tepemete, aunque este último está en riesgo de desaparecer. “Ahorita tenemos plantaciones de dos mil 500 agaves de Castilla por productor, con cerca de 300 productores. Queremos el apoyo del gobierno federal para elevar la cifra a cuatro mil plantas por productor”, concluyó Muñiz Gutiérrez.