¿Gobernar o endeudar? La pesada herencia del Dr. Enríquez en Durango
5/24/20252 min read


Por: Redacción La Voz del Norte
24 de mayo de 2025
Cuando se habla de José Ramón Enríquez, el médico que dice curar con política, vale la pena preguntarse cuántas finanzas municipales dejó en estado crítico. Su paso por la presidencia municipal de Durango no solo dejó promesas sin cumplir, sino también una deuda que sigue respirándole en la nuca a la ciudad.
Más de 101 millones de pesos quedaron pendientes con proveedores, entre ellos afiliados a la CANACO, que en su momento confirmó la deuda por al menos 15 millones. La gasolina dejó de fluir en las patrullas y los camiones de bomberos; las gasolineras dejaron de surtirle al Ayuntamiento por falta de pago, y los servicios se paralizaron mientras el entonces alcalde recorría colonias… en plena campaña.
Dinero para propaganda, pero no para salarios
Mientras algunos empleados del municipio acumulaban meses sin recibir sueldo, y otros perdían su aguinaldo, la administración de Enríquez desviaba recursos al espectáculo electoral: espectaculares, camisas, lonas y giras con fines personales. No es una suposición, es una realidad documentada por videos, denuncias y publicaciones oficiales.
El Festival Internacional de Cine de Durango también fue víctima de este abandono. A pesar de haber colaborado con la administración municipal, los organizadores fueron ignorados a la hora del pago. Nada nuevo: cuando hay cámara, hay discurso; cuando se apagan las luces, solo queda la deuda.
¿Y la responsabilidad?
A pesar de los reclamos de la oposición, de las voces del sector empresarial y del señalamiento público de líderes como Otniel García, Enríquez se deslindó. Lo negó todo. Como si los estados financieros, los oficios retenidos y las unidades incautadas fueran parte de una película de ficción.
Incluso se llegó a retener maquinaria y vehículos oficiales por falta de pagos básicos. A este nivel llegó el deterioro institucional: Durango embargado moral y materialmente por la ineficiencia de su entonces alcalde.
¿Otra oportunidad?
Hoy, el Dr. Enríquez busca regresar al poder. Lo hace con discursos reciclados y promesas de “ahora sí”. Pero… ¿qué no era esa su responsabilidad la primera vez? La ciudadanía merece más que frases hechas y un expediente lleno de números rojos.
Porque a Durango no se le gobierna con selfies ni con spots: se le gobierna con resultados. Y los suyos, doctor, aún le duelen a la ciudad.