Enríquez y los 203 millones gastados en su imagen personal
5/7/20251 min read


Durante su administración como presidente municipal de Durango, José Ramón Enríquez destinó 203 millones 190 mil 967 pesos del erario público exclusivamente a gastos de publicidad. La cifra por sí sola escandaliza, pero el verdadero impacto se dimensiona cuando se compara con las necesidades que siguen sin resolverse en la capital del estado.
Mientras los ciudadanos pedían calles pavimentadas, alumbrado funcional, agua potable y seguridad, el dinero de sus impuestos se usaba para promover la imagen de un solo hombre. Se estima que con ese monto se pudieron pavimentar más de 400 calles completas, muchas de las cuales siguen hoy en día siendo de tierra, intransitables y abandonadas.
Lo más grave es que esta práctica no terminó cuando Enríquez dejó la presidencia municipal. En 2022, tras no ser elegido como candidato a la gubernatura, volvió a gastar más de un millón de pesos en medios de comunicación. Sin cargo público, sin empleo activo y sin justificación clara, utilizó esos espacios mediáticos para victimizarse, hacer escándalo y denunciar supuestas irregularidades internas. La estrategia fue clara: mantenerse vigente a toda costa, sin importar los métodos.
Esto plantea una pregunta crucial: ¿de dónde salieron esos recursos?
Durante su administración, aunque fuera cuestionable, el dinero provenía del erario. Pero en 2021, Enríquez pidió licencia como senador y no tenía un empleo activo que pudiera justificar un ingreso suficiente. Ni sumando todo lo que ganó en el Senado podría financiar una campaña mediática de ese tamaño.
Además, el patrón se repite: cada vez que ve amenazada su posición política, aparece en medios, espectaculares o redes, impulsando una narrativa personal con tintes de mártir. Y todo con un costo muy alto, que alguien —o algún recurso— tiene que estar cubriendo.
Hoy, mientras Durango sigue esperando soluciones reales, la pregunta sigue vigente:
¿Cuánto dinero público se ha usado para promover a una sola persona?
¿Y cuánto han dejado de recibir las verdaderas prioridades de Durango?