Acoso sexual, hostigamiento y violencia económica rodean la candidatura de José Ramón Enríquez
5/24/20252 min read


Durango, Dgo. — Las denuncias en contra de José Ramón Enríquez, candidato de Morena a la presidencia municipal de Durango, continúan acumulándose. Un reciente testimonio difundido en redes sociales ha revelado nuevos señalamientos de acoso sexual, hostigamiento laboral, y violencia psicológica y económica por parte del político hacia una excolaboradora que trabajó bajo su mando.
Según el testimonio, Enríquez habría ejercido presión emocional y económica sobre la joven, enviándole mensajes e insinuaciones persistentes, así como regalos no deseados —como ramos de girasoles— en un intento por maquillar una relación laboral desequilibrada. La denunciante también aseguró haber recibido una oferta irregular para acompañarlo como secretaria particular en Puebla, fuera de cualquier marco institucional. Ante su negativa, comenzaron las represalias sutiles, pero constantes.
“Yo dependía de ese trabajo, y él lo sabía. Lo usaba para ejercer control todo el tiempo”, señala la víctima, quien decidió mantenerse en el anonimato por temor a represalias.
Mientras estos testimonios se acumulan y se exige una postura clara del partido que lo respalda, Enríquez ha optado por desviar la atención pública organizando eventos deportivos con alto costo, escasa convocatoria y escasa justificación social. Hace poco llevó a cabo un partido de fútbol en Durango con exjugadores del Club América, entre ellos Cuauhtémoc Blanco, un personaje polémico y exgobernador de Morelos, quien también enfrenta denuncias por abuso sexual, así como presuntos vínculos con el crimen organizado y señalamientos por corrupción durante su administración.
El evento fue promovido con una campaña millonaria, aunque sin resultados visibles: el estadio se mantuvo prácticamente vacío y el impacto mediático fue mínimo. No obstante, lo que más ha generado indignación no es el costo o la falta de audiencia, sino el simbolismo de invitar a figuras cuestionadas por violencia de género en medio de señalamientos similares hacia el propio organizador.
Diputadas del mismo partido, como Cynthia Hernández y Elay Molina, ya habían manifestado públicamente su rechazo a la presencia de Blanco en Durango. Enríquez no solo desoyó estas advertencias, sino que reiteró su respaldo al exfutbolista, posando con él para fotografías oficiales, en lo que diversas voces consideran un acto de provocación hacia las mujeres duranguenses y una burla a las exigencias legítimas de justicia.
Colectivos feministas, activistas y ciudadanos han condenado el doble discurso de Enríquez, quien públicamente se presenta como defensor de los derechos de las mujeres, mientras acumula señalamientos por ejercer violencia desde el poder. La falta de respuesta institucional ante estas denuncias y la aparente indiferencia del aspirante frente a las víctimas evidencian, según especialistas, una preocupante cultura de impunidad.
Durango atraviesa un momento clave en su vida democrática, y la ciudadanía exige que quienes aspiran a gobernar lo hagan con ética, transparencia y respeto irrestricto a los derechos humanos. Mientras tanto, las víctimas siguen esperando que se les escuche y que los responsables rindan cuentas.